Hace poco tiempo comenté que la actual crisis de Europa
traía beneficios a Alemania; Principalmente, un debilitado euro hace que sus
exportaciones actuales a países fuera de la zona crezcan por encima del 3.4%.
En 2011, el PIB Alemán se situó en 3.5% y en éstos días, su relación
deuda/PIB es del 82% (comparada con el 123% de Grecia y 90% Francés).
Sin embargo, éstas cifras son difíciles de mantener y aunque sus
exportaciones al exterior aumentaron, las destinadas a países dentro de la
eurozona cayeron 2.3%. Pero lo más importante es si analizamos sus niveles de
endeudamiento. Como economía número uno de la zona euro, Alemania ha prestado
más de 200,000 millones de euros entre garantías y aportaciones de rescates a
países miembros. Por lo tanto, si a la relación deuda/PIB Alemana le añadimos
éstos factores la relación se dispara a mas del 90%. Eso sin contar los
compromisos internos como la seguridad social o las pensiones.
Aunque se estoy exagerando y Alemania no tiene problemas tan marcados
como otros países, es cierto que el liderear la zona también tiene obligaciones
que tarde o temprano golpean a sus finanzas. Es claro que a Alemania le
conviene, en lo absoluto, la existencia de una moneda común; regresar al Marco
traería, de entrada para el primer año, un impacto negativo estimado de 25% de
su PIB. Por lo pronto, el problema viene de 2 formas: la credibilidad
financiera para obtener financiamiento a nivel interno y externo, no solo en
Alemania sino en toda la zona, más la rápidez en obtenerlo.