Con un crecimiento anual superior al 5% en los últimos 5
años (incluso 7.5% en 2010) parece que finalmente, los problemas en Europa y
una desaceleración industrial local frenarán al país de la samba.
Sin embargo, la actual presidenta, Dilma Rousseff, puso en
marcha un plan que consiste en la consolidación de impuestos, menores costos
energéticos y un incremento de la inversión privada en sectores claves, como
los aeropuertos y así tratar de recuperar dichos niveles de crecimiento; Todo
esto adicional al estímulo económico hecho el mes pasado por más de 4 mil
millones de usd.
Otro de los problemas que enfrenta Brasil viene por el lado
de sus empresarios quienes muestran, según las últimas encuestas, que su nivel
de confianza se encuentra como el más bajo desde 2009, además, los resultados
corporativos al 2T12 no son favorables. Por último, un indicador que nos dice
que las cosas no andan tan bien (comparado con años anteriores) es la tasa de
referencia; Actualmente Brasil maneja una tasa del 8%, que aunque es sumamente
atractiva en una comparación mundial, ésta refleja un mínimo histórico a nivel
local.
Por el lado positivo, con una copa mundial de futbol y unos
juegos Olímpicos por venir, se espera que Brasil incurra en fuertes gastos de
infraestructura, aumentando la producción y manteniendo una tasa de desempleo
nada desfavorable del 6%.
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